Descripción
Denominamos rocas o piedras a cada uno de los materiales sólidos compuestos por cristales de uno o más minerales. Las propiedades físicas que se estudian para la clasificación de los minerales son principalmente la estructura cristalina, la dureza, el brillo, el color, la exfoliación, la fractura, la tenacidad o la densidad relativa.
La piedra es uno de los materiales más antiguos de los que tenemos constancia de uso. Se usó como tecnología primigenia en la industria lítica, es decir para la producción de herramientas de piedra, y para la realización de representaciones simbólicas. Atraviesa toda la historia del arte y la escultura. Los primeros en crear una industria altamente organizada de explotación de canteras fueron los egipcios, a los que siguieron los griegos y los romanos.
Tipologías
Hay tres grandes tipos de piedra o rocas, resultado de un proceso geológico diferente: las rocas ígneas, las sedimentarias y las metamórficas.
Las rocas ígneas
Son las piedras más duraderas y resistentes a la intemperie. Están formadas por la solidificación de materiales fundidos, son muy duras y admiten un pulido muy fino. El tipo de roca ígnea más conocido es el granito, del que hay muchos colores y procedencias.
Rocas sedimentarias
Están formadas por el depósito de partículas de material. Los dos tipos principales son el gres, o piedra arenisca, y la piedra calcárea.
La piedra arenisca o gres se caracteriza porque las dimensiones de los granos son como los de la arena, y están unidos por un cemento de naturaleza variable que condiciona su porosidad, dureza, densidad y resistencia a la erosión. La mayoría de los granos son de cuarzo, pero también hay feldespatos y mica, así como otros minerales o incluso coral. Cuando el agente aglutinante es resistente, resultan difíciles de trabajar. Los principales colores que encontramos son la gama de terrosos, del ocre al rojizo. Son piedras de aspecto poroso que admiten poco pulido.
La piedra calcárea es una roca sedimentaria compuesta principalmente por calcita o carbonato cálcico. Como muchas otras rocas sedimentarias, la piedra calcárea está compuesta de granos, generalmente de organismos marinos como el coral o fragmentos de caparazones o esqueletos. Algunas rocas calcáreas no tienen granos y están formadas completamente por la precipitación química de calcita o aragonita como, por ejemplo, el travertino. La mayoría de las piedras calcáreas tienen un color que oscila entre el blanco crema y el marrón (como el alabastro) según la ausencia o presencia de hierro.
Rocas metamórficas
Están formadas por los efectos de la presión, del calor o de una acción química. Estos procesos transforman la estructura de las rocas ígneas y sedimentarias. Los tipos más conocidos son el mármol y la pizarra. El mármol es básicamente carbonato cálcico que, con la acción de altas presiones y temperaturas, logra un grado elevado de cristalización. A veces puede llegar a ser translúcido y de diferentes colores como blanco, marrón, rojo, negro, gris, amarillo o azul, y puede aparecer con vetas y salpicaduras, o una combinación de todas ellas.
Piedra artificial
Hay empresas que fabrican imitaciones de muchos tipos de piedras mediante una mezcla de cemento, arenas, sílice y marmolina, añadiendo óxidos o tinte para dar aspectos de acabado natural, en algunos casos muy realistas. También hay materiales llamados composite, que mezclan materiales que teóricamente se mejoran entre sí, muchas veces con una matriz o base de resina.
Uso
Como ya hemos dicho, tenemos evidencias del uso escultórico de la piedra, en forma de grabados en la roca y estatuillas, desde el Paleolítico superior, hace unos 40.000 años. Está presente, pues, desde el origen del fenómeno artístico en su sentido más amplio. La escultura en piedra está muy vinculada a la arquitectura (por ejemplo, en las grandes iglesias románicas y góticas), pero también disfruta de autonomía (como ocurre en la Grecia clásica y el Renacimiento). Finalmente, la experimentación formal y conceptual del arte a partir de finales del siglo XIX ha expandido los usos de este material hasta convertirlo en el elemento versátil y transversal que utilizan hoy numerosos artistas desde ópticas muy diferentes.
Como pasa con otros materiales naturales, las cualidades físicas de cada tipo de piedra (color, densidad, peso, vetas, etc.) aportan expresividad a la pieza realizada, y es posible conseguir acabados muy variados dependiendo de las herramientas empleadas, el grado de pulido, etc. Sin embargo , el trabajo con piedra presenta el desafío de la dureza y peso del material, además de las herramientas y la habilidad técnica que requiere.
Todas las piedras se pueden esculpir y cortar. Tendremos que usar a nuestro favor las características particulares del bloque escogido. Con un pequeño juego de gubias para piedra y herramientas mecánicas como una radial, podemos empezar con lo que tengamos más a mano para realizar pruebas. El contacto con el material es lo que nos dará lentamente la experiencia.
Para desbastar un bloque de piedra, partiremos de esbozos previos y maquetas que nos ayuden a entender el volumen que queremos desbastar. Podemos realizar las maquetas previamente con arcilla o espuma. Para la talla en piedra y con pequeños bloques, utilizaremos una cesta o gaveta de obra llena de arena, que amortigüe los golpes, así como un lugar elevado y cómodo que nos permita visualizar bien la pieza trabajada. Es importante utilizar las medidas de seguridad oportunas como gafas de protección, guantes etc.
Para saber más
Camí, J. M.; Santamera, J. C. (2005). Escultura en piedra. Barcelona: Parramón.
Varios autores (1982). Guía completa de escultura, modelado y cerámica. Técnicas y materiales, Madrid: Blume.
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