Descripción
La edición nos permite escoger, ordenar y unir los planos y secuencias de nuestro material de vídeo de forma que, a partir del mismo material y dependiendo de su orden, podemos variar completamente el sentido de nuestra pieza. Además, el montaje nos permite articular el relato, ya sea este puramente visual o narrativo de nuestra pieza. Es habitual también utilizar el término montaje cuando se habla de cuestiones narrativas y edición en referencia a la parte técnica, aunque estos términos han tendido a emplearse indistintamente en la actualidad. Gran parte del proceso creativo en videoarte tiene lugar en la fase de montaje. Podemos considerar el montaje de una manera similar al proceso de creación literaria. El término posproducción hace referencia a todo el conjunto de procesos que se efectúan sobre el material grabado en la fase de edición: el montaje, efectos visuales, edición del sonido, efectos sonoros, transiciones, títulos, correcciones de color, brillo y contraste, composición, creación de temporalidad, etcétera.
Por otro lado, en edición de vídeo empleamos el término clip para referirnos a un fragmento de vídeo o una imagen fija. Nuestra pieza final estará constituida por una serie de clips ordenados según nuestro interés particular en una línea de tiempo. Cada una de las imágenes fijas que componen un clip se denomina fotograma; es la unidad mínima de imagen y se suele trabajar con 25, 24 fotogramas por segundo. En cámara lenta podemos grabar a 50, 60 fotogramas por segundo. El paso de los fotogramas a esta velocidad genera la ilusión de movimiento.
En la edición lineal, también conocida como analógica, para cambiar un clip o modificarlo había que pasar por toda la secuencia anterior previamente, utilizándose un magnetoscopio.
En la edición no lineal o digital podemos trabajar con el clip que queremos editar sin importar el orden en que fue grabado ni seguir toda la secuencia.
Una de las características de la edición es que nos permite hacer un ejercicio de síntesis: suprimimos aquello que consideramos innecesario y mantenemos lo que es importante. El resultado final es un vídeo que reúne material que puede provenir de distintas fuentes: material bruto de vídeo, fotografías, audios, found footage, etcétera.
A la hora de grabar nuestra pieza, es conveniente tener planificado un esquema o borrador de cómo será nuestro montaje final, independientemente de que varíe una vez tengamos el material a editar.
La captura y edición del material de vídeo digital se ha simplificado en la actualidad, trabajándose con archivos digitales que se importan en los programas de edición de vídeo.
En la edición podremos dividir un clip todas las veces que queramos, separando, eliminando o uniendo los fragmentos resultantes a otros. Esto nos permite establecer una línea narrativa. Los fragmentos separados se pueden unir también por transiciones o directamente.
Los aspectos técnicos de la edición los podemos ver en los tutoriales. Nos interesa aquí, sobre todo, hacer una reflexión sobre la edición como proceso creativo y su uso en el videoarte contemporáneo.
Montaje
El montaje que realicemos será fundamental para nuestra obra. Hay muchos tipos de montajes. Podemos estar interesados en contar una historia de una manera narrativa, pero también podemos hacer un montaje en función de criterios creativos, emocionales, conceptuales, expresivos o rítmicos dependiendo de cuál sea nuestro interés principal.
El tipo de montaje narrativo usado habitualmente en cine y televisión se denomina lineal cuando se desarrolla en orden cronológico y siguiendo las pautas clásicas de narrar una historia con una introducción, desarrollo, nudo y desenlace; en el caso en que no seguimos un orden cronológico de los acontecimientos, lo llamamos montaje invertido.
Por ejemplo, Pierre Huyghe utiliza, en su pieza Streamside day, un montaje lineal a lo largo de un día de celebración en una pequeña zona residencial. En el montaje introduce, sin embargo, elementos simbólicos, modificando el tiempo de la narración habitual hacia un tiempo más propio del mito, un tiempo que por momentos parece onírico. Streamside day no solo es el film, es también la invención de una fiesta que se repetirá anualmente para construir una nueva tradición en una comunidad norteamericana de reciente creación. Pierre Huygue inventa así la historia de una comunidad.
En el montaje narrativo, podemos también hacer un montaje paralelo en el que se alternan dos o más centros de interés en nuestra historia que no están relacionados en el espacio o en el tiempo, ni tienen necesariamente que converger. El montaje paralelo nos permite establecer una asociación de ideas; relacionamos eventos diferentes por contraposición; además, lo percibimos a un ritmo más rápido.
El montaje alterno nos presenta varias acciones que suceden simultáneamente para converger; se suele poner como ejemplo las escenas de persecución en cine. Nos da diferentes puntos de vista sobre un mismo hecho, a la vez que nos permite profundizar en una determinada historia al aportar información desde distintas perspectivas.
Los montajes expresivos nos permiten hacer un uso artístico del montaje; en este caso buscamos crear un determinado efecto, emoción, sensación rítmica o transmitir una idea utilizando nuestro material en vídeo. Nuestro montaje se construirá en función de estos aspectos, independientemente de que usemos un orden cronológico o no de los acontecimientos.
En el montaje rítmico es el ritmo visual y sonoro el que marca la creación; podemos ralentizar o acelerar, cortar, alternar para conseguir una coherencia estética en la pieza audiovisual que consideramos en este caso como una partitura o un poema. El ritmo global estará determinado por el ritmo interno del clip (movimiento de los personajes, de la cámara, tipos de planos) o el ritmo de montaje (número de planos, duración, tipo de alternancia).
El montaje poético nos puede interesar especialmente en videoarte. El eje fundamental aquí, a la hora de realizar la edición, será el efecto estético conseguido con el montaje, las emociones a las que apela, la construcción formal, la forma en la que presentamos la imagen. Podemos usar aquí todas las posibilidades creativas de los programas de edición: escalar, dividir la pantalla, modificar colores, montar a ritmos diferentes, acelerar, ralentizar, congelar, elipsis espaciotemporales, etcétera. En cualquier caso, lo que tenemos que tener en cuenta es por qué las usamos y si aportan algo al sentido que queremos expresar. El montaje poético está abierto a un lenguaje simbólico y abstracto como posibilidad de creación.
Transiciones
Como comentábamos en la ficha «Tiempo y transiciones», existen distintos tipos de transiciones que podemos realizar a la hora de unir fragmentos en nuestro material audiovisual. Igualmente tenemos distintos tipos de cortinillas y efectos que podemos generar manualmente, o utilizar las que por defecto nos vienen en los programas. Este apartado se ha tratado extensamente en esa ficha, pero queremos recordar que las transiciones son elementos que pueden enriquecer o empobrecer nuestra pieza, de modo que deben ser usadas cuando lo consideremos necesario.
Repeticiones, loop y fragmentaciones, otras formas de contar
En el videoarte las posibilidades estéticas de los loops (círculos narrativos), las repeticiones o las fragmentaciones de la imagen han sido utilizadas por videoartistas de distintas generaciones, desde el minimalismo al arte conceptual. Es el caso de Dara Birnbaum, en Technology Transformation: Wonder Woman, en el que la fragmentación y repetición de secuencias en loop deconstruye el discurso ideológico presente detrás de la superheroína del cómic y la televisión.
Repitiendo una y otra vez el mismo fragmento, el personaje aparece estereotipado, víctima de un discurso limitante, como una marioneta atrapada en el tiempo, sin posibilidad de elección y de llevar una vida libre.
La repetición y el loop de una misma secuencia o plano generan un efecto musical. La repetición produce una estructura rítmica construyendo una partitura que puede alternarse con otros fragmentos de vídeo o a partir de un solo fragmento dirigirse hacia una acción final. Ha sido una estrategia que también utilizó, a partir de los años noventa, una generación de videojockeys que comenzaron a proyectar sesiones de vídeo simultáneamente a las sesiones de DJ en eventos, raves y clubs. El loop provoca un efecto hipnótico que atrapa al espectador.
Queremos hacer hincapié aquí en recordar que, en nuestro caso, estamos trabajando con un lenguaje que no es necesariamente el cinematográfico o televisivo, independientemente de que podamos utilizar esos lenguajes para nuestra pieza. El videoarte nos permite explorar otras formas de narración, otras formas de aproximarnos a la imagen en movimiento, más allá del hecho de contar una historia. No debemos olvidar las posibilidades de abordar la imagen como poesía visual, con todas sus dimensiones estéticas y formales.
La pieza de videoarte puede abordar una temática meramente estética, plantearse como pintura en pantalla, puede tener un sentido meramente contemplativo y no por ello dejar de apelar a emociones diversas en el espectador. El videoarte nos permite utilizar todo lo que nos interese del lenguaje cinematográfico y televisivo y, a la vez, escapar de sus formas de narrar.
Muchos artistas realizan también proyectos de videoarte como ensayos visuales, con las características narrativas propias de un ensayo literario, por ejemplo, reflexiones en torno a determinados conceptos relacionados con el contexto social, político y económico del mundo contemporáneo, incluso entrelazando ficción y realidad.
En Ta acorda ba tu el Filipinas?, la artista Sally Gutiérrez realiza un ensayo visual sobre el legado de la lengua española en la colonización de Filipinas. En palabras de la artista: «En la película la lengua, como institución histórica y política, es sinónimo de humillación histórica. Es una película sobre la sistemática devastación de un grupo humano por su sometimiento a la lengua hasta el punto donde los gestos humanos y los sonidos comunican más que el propio lenguaje oral» (Catálogo de la exposición Multiverso, Videoarte 2016).
Podemos escapar así de las limitaciones en el lenguaje cinematográfico clásico y jugar con la experimentación en todos sus sentidos en nuestra edición y montaje final.
Correcciones de imagen, color, luz, brillo y contraste y sonido. Efectos visuales y sonoros
Una vez que tenemos nuestro material en vídeo, podemos encontrarnos con que la imagen no tiene la calidad o cualidad deseada. También puede interesarnos por otros motivos modificar el aspecto, la escala, el color, el brillo y el contraste de nuestra imagen. La mayor parte de los editores de vídeo digitales hoy en día nos permiten conseguir estos efectos. Aquí nos interesa señalar que, en función de nuestro interés, podemos conseguir tener una imagen de calidad fotográfica retocando estos elementos, aparte de poder modificar posteriormente en nuestra grabación todo aquello que no pudimos conseguir por diferentes motivos durante el rodaje. Esto, sin embargo, está sujeto a limitaciones. Una secuencia de vídeo grabada con muy poca luz, un sonido indistinguible o saturado, desenfocado o con cualquier otro aspecto no deseado difícilmente serán corregibles.
Una parte importante en la edición y posproducción de nuestro material de vídeo es el empleo de efectos visuales y sonoros en aquellos casos en que, una vez finalizada la grabación, queremos enriquecer nuestra imagen o añadir elementos que no estaban presentes en la grabación. En la actualidad, existen muchos programas de edición y posproducción, también programas de creación 3D, que nos permiten generar estos efectos, desde incorporar luces, simular llamas, niebla, distorsiones en la imagen, modificar el tono de la voz, simular el sonido en espacios de diferentes dimensiones, crear eco, aplicar filtros de color, etcétera. Su uso dependerá de nuestra capacidad de conseguir el efecto deseado de una manera creativa, sin apoyar todo el proceso de creación en el efecto. Debemos evitar realizar trabajos en los que el único interés es explorar las posibilidades de un efecto visual o sonoro. Los efectos tienen que estar al servicio del concepto con el que estamos trabajando, no debemos emplear los efectos como el concepto de nuestra obra.
Casos de estudio
Christian Marclay. Telephones, 1995
Telephones es un ejemplo de las posibilidades que nos ofrece el montaje a la hora de contar una historia. Marclay utiliza todos los recursos de la fragmentación, la idea de loop y las repeticiones para componer una obra en la que se ensamblan fragmentos apropiados de diferentes films clásicos de Hollywood, construyendo una narración en la que los personajes progresivamente marcan un número de teléfono, escuchan el timbre, lo descuelgan y conversan, reaccionando emocionalmente a la llamada desde la sorpresa, la tristeza, el aburrimiento, el fastidio o la alegría. El ritmo es rápido y mantiene al espectador atento a la espera de lo que ocurrirá a continuación. La obra supone, además, una reflexión visual sobre las modas y el diseño al compilar en una secuencia imágenes de films de los años cuarenta hasta principios de los noventa. Nos desplazamos en el tiempo y las modas en los diseños del aparato telefónico, pasamos del blanco y negro al color, pero Marclay construye un continuo entre un clip y el siguiente, existe continuidad y un ritmo in crescendo en la narración. Las voces, los timbres, los diálogos están inteligentemente montados para conseguir este efecto de poema visual rítmico.
Mathew Barney. The Cremaster Cycle, 1994-2002
The Cremaster Cycle es un proyecto formado por cinco películas e instalaciones que el artista Mathew Barney realizó de 1994 a 2002 sin seguir un orden cronológico. Aunque los films se presentan aparentemente utilizando el formato habitual de proyección cinematográfica, la narración emplea elementos metafóricos construyendo una cosmología compleja en torno al músculo encargado de elevar y descender los testículos en función de estímulos externos como la temperatura o el miedo. El lenguaje simbólico y mitológico del artista se desarrolla a lo largo de las cinco películas. Desde recreaciones de los films musicales de Hollywood hasta un wéstern con elementos góticos basado en la vida real de Gary Gilmore ejecutado por el asesinato de dos hombres, pasando por reflexiones visuales sobre el cuerpo humano, la escultura, la materia orgánica, la decadencia e inevitabilidad del destino, el surgimiento de la industria norteamericana, en un trabajo que mezcla narratividad, simbolismo, poesía y ambigüedad sexual. Cada uno de los filmes de su serie Cremaster tiene un estilo y diseño estético propio, adecuado a su narración. Esta narración no se sustenta en los diálogos, sino en la imagen. Mathew Barney acude a la forma de narrar propia de distintos géneros cinematográficos como el wéstern, el musical, la road movie o las películas de gánsteres, recreando un paisaje extraño con un lenguaje propio que resulta a veces críptico y en el que se mezclan simbologías masónicas, ciberpunk, tecnologías del cuerpo y escultura a partir de materiales orgánicos, haciendo por momentos una metarreflexión sobre el propio arte contemporáneo.
Gary Hill. Primarily Speaking, 1981-1983
En la versión monocanal de Primarily Speaking, el artista juega con el montaje y la composición dividiendo la pantalla en dos ventanas; de fondo, tenemos una serie de bandas de colores que el artista modifica en su forma con la edición. Gracias a la composición de ventanas en la pantalla el artista consigue producir un efecto pictórico abstracto en color y forma si miramos la pantalla en su conjunto. La pantalla se convierte, gracias al montaje y la edición, en un lienzo. Mientras oímos una serie de clichés y frases hechas, la voz se superpone a las imágenes que aparecen en las pantallas estableciendo asociaciones, disociaciones, connotando las imágenes en una reflexión sobre la ambigüedad en el lenguaje. La voz se oye en estéreo, saltando de una ventana a la otra. El sentido se desvanece con la repetición. La asociación de la imagen y la palabra remite a un archivo imposible, un intento de establecer orden y control condenado al fracaso. Las frases varían, pero de vez en cuando se repiten en su significado. Algunas frases no terminan, otras aparecen y desaparecen sin origen ni fin.
Primarily Speaking constituye un buen ejemplo de las posibilidades de la edición en vídeo para construir otras formas de narración visual.
Bibliografía
Sánchez Navarro, Jordi (2012). Narrativa audiovisual. Barcelona: Ed. UOC.