Más allá de la pantalla: videoescultura, videomapping y videoinstalación

Autor: Andrés Claudio Senra Barja

La revisión de este material docente ha sido coordinada por la profesora: Maria Iñigo Clavo (2019)

Temática

Descripción

El videoarte como género artístico ha crecido en diálogo con las demás disciplinas de las bellas artes. Los videoartistas han trabajado con el vídeo   como una herramienta más dentro de su práctica artística, o repensando el vídeo como pintura, escultura, performance o instalación.

El videoarte nace ligado a la escultura y la instalación ya en obras fundacionales de artistas como Nam June Paik, Wolf Vostel o Bruce Nauman. No será hasta la exposición Video-Skulpture, en 1989, en Colonia, cuando se consagre el término como una disciplina más de las bellas artes al exhibir una muestra de cuarenta y tres trabajos en los que se exploraba la materialidad y fisicalidad del vídeo a través de la construcción de objetos escultóricos e instalaciones. Los monitores de televisión son objetos en sí mismos que se incorporaron a las primeras piezas de videoescultura realizadas por estos pioneros. El monitor de televisión ha ido evolucionando desde el tradicional en formato clásico de 4:3, aparatos pesados con forma de cubo, a las actuales pantallas planas y pantallas interactivas digitales.

El vídeo se incorpora así a objetos tridimensionales, aunque no debemos olvidar que el vídeo nace en sí mismo como propuesta de desmaterialización del objeto artístico, claramente vinculado al arte conceptual en su búsqueda del concepto más allá del objeto. El vídeo como imagen desmaterializada había cuestionado las leyes del mercado del arte: la videoescultura, sin embargo, sedimenta esta imagen, materializándola como parte de un objeto tridimensional. Imagen en estado físico, imagen-materia.

La pantalla de vídeo actúa también como lienzo, pintura de luz en movimiento. Los proyectores de vídeo permiten escapar de la pantalla para proyectar en cualquier superficie adecuada para reflejar la luz. El vídeo se utiliza así como pintura proyectada en muros, fachadas y estructuras arquitectónicas, dialogando con la forma de los edificios y con el espacio urbano.

Vídeo y escultura

En la videocreación monocanal tradicional el vídeo es en sí mismo la pieza, más allá del soporte en que se presenta. Sin embargo, cuando nos acercamos al trabajo en vídeo, podemos ir más allá de la creación audiovisual monocanal tradicional para plantearnos qué relación tiene esa pieza con el espacio en el que se exhibe, si el vídeo en su monitor es un objeto escultórico en sí mismo o si la pieza en vídeo forma parte de una escultura o instalación. El vídeo puede ser, así, un elemento más de una obra escultórica o los monitores donde exhibimos los vídeos pueden ser tratados como objetos tridimensionales y por tanto escultóricos.

La videoescultura propone una relación entre el objeto, el vídeo, el espectador y el espacio, una relación propia de la escultura en la que incorporamos el elemento vídeo. El vídeo en videoescultura se nos hace tangible. Como en cualquier otra disciplina del arte contemporáneo, la videoescultura se caracteriza por la hibridación de medios y técnicas. No solo la imagen en movimiento, sino objetos tridimensionales, piezas escultóricas, fotografías, dibujos o pinturas forman parte de muchos trabajos de videoescultura construyendo collages multimedia. En este sentido, podemos hablar también de escultura multimedia. Hoy, cada vez más, las nuevas tecnologías forman parte de obras escultóricas que se abren a la posibilidad de interactividad con el espectador. La nueva escultura multimedia amplía las posibilidades de percepción del objeto tridimensional en la era digital.

Es conveniente, en estos casos en los que hablamos de videoescultura, comprender esta pieza como objeto físico, materialización de la imagen. La imagen en videoescultura se hace física y adquirirá las connotaciones de todo objeto escultórico: pesadez, ligereza, equilibrio, textura, forma, posición…

El vídeo no debe ser simplemente un componente accesorio o anecdótico; todos los elementos que constituyen nuestra pieza deberían tener una razón de ser. Igualmente debemos considerar el equilibro compositivo, las razones estéticas o poéticas por las que el vídeo se incluye en nuestra pieza. No debemos olvidar que la imagen en vídeo, independientemente de cómo se presente, es una imagen bidimensional que estamos incluyendo como parte de una estructura tridimensional.

Más allá de la pantalla

La tecnología del proyector de vídeo ha permitido a videoartistas explorar e investigar las posibilidades de relación del vídeo con los objetos tridimensionales.

Podemos experimentar con la posibilidad de proyectar nuestra obra sobre cualquier superficie, si bien hay que considerar que la textura, forma y color del material sobre el que proyectamos modificará el aspecto y calidad de la imagen. Igualmente la potencia en lúmenes de nuestro proyector y la calidad de las lentes de este hará que la imagen sea más o menos brillante, luminosa y nítida. Es frecuente que nuestro vídeo se vea en mejor calidad en una pantalla que proyectado. Por otro lado, al reproducir vídeo siempre tenemos que comprimir el máster original para permitir una lectura de los reproductores digitales sin interrupciones; por eso, cuanto mejor sea la calidad de compresión de nuestro archivo y mayor la resolución de la grabación, mejor calidad de reproducción tendremos. Todos estos factores afectan a la hora de proyectar un vídeo.

Tenemos que tener en cuenta que una superficie plana y blanca permitirá reproducir nuestra imagen en vídeo de la manera más parecida a lo que observamos en una pantalla. Igualmente una superficie gris oscuro permite una calidad de imagen similar a la de una pantalla, aumentando el contraste, pero oscureciendo la imagen.

Hay que considerar todos estos factores a la hora de realizar la pieza: ¿sobre qué superficie proyectaremos?, ¿tiene volumen o es plana?

En el caso de proyectar sobre una pieza modelada con diferentes formas, el vídeo actuará como pintura sobre el material escultórico, pintura en movimiento. Por ejemplo, como comentaremos en los casos de estudio, si proyectamos un vídeo de un rostro humano sobre una pieza modelada con forma de rostro, la pieza adquiere vida. La proyección nos permite crear rostros vivos dialogando con el espectador. Al dotar de vida a una pieza, ponemos en primer plano aspectos emocionales. El movimiento de la imagen en videoescultura nos remite a algo vivo, orgánico, algo que aparece actuando en el presente.

La técnica del videomapping ha permitido proyectar imágenes adaptadas exactamente a la forma de las estructuras escultóricas o arquitectónicas de salas, edificios, espacios, columnas, fachadas, plazas, etcétera. El videomapping no consiste en proyectar directamente sobre una superficie o volumen y esperar que la imagen se adapte lo más posible a ella, sino que permite que la proyección «encaje a la perfección» en esta, convirtiéndose en un recurso muy demandado para eventos públicos y privados. Es, además, una técnica que se está utilizando cada vez más en teatro al permitirnos recrear escenografías completas que pueden cambiar rápidamente sin necesidad de montaje y desmontaje.

Un ejemplo de ello es la pieza de Pablo Valbuena Quadratura, una espectacular proyección sitespecific de videomapping en la arquitectura de la sala Abierto por Obras de Matadero Madrid, en que resaltan los elementos arquitectónicos, redibujándolos y creando nuevos espacios virtuales.

Pablo Valbuena, Quadratura, 2010.
Fuente: https://vimeo.com/pablovalbuena/quadratura

En cualquier caso, con pocos medios, y si podemos contar con un proyector, podremos experimentar con la proyección de piezas de vídeo sobre distintas superficies. No siempre es necesario utilizar la técnica y tecnología del videomapping para conseguir los efectos deseados. Una distancia adecuada y un diseño de la imagen apropiado al lugar donde la vamos a proyectar nos permite obtener resultados plásticos impactantes, además del amplio abanico que se nos abre a la experimentación.

Multicanal

El multicanal permite que podamos contemplar varios vídeos de manera simultánea en diferentes proyecciones o pantallas que pueden estar situadas de manera adyacente o distribuidas por el espacio. Frente a la forma tradicional de visionado de una obra en monocanal, que transcurre de manera lineal en el tiempo con un inicio y un fin, el multicanal, como el hipertexto, nos permite trabajar con la idea de acciones paralelas de manera simultánea, realizar saltos en el tiempo dentro de la misma narración o contemplar la misma situación desde distintos puntos de vista. El multicanal también permite ampliar el campo de visión de una misma escena; por ejemplo, si tenemos tres pantallas situadas a continuación una de otra en una línea horizontal, la escena puede comenzar en la pantalla de la izquierda, pasar al centro y terminar en la pantalla de la derecha.

El multicanal ha permitido a los videoartistas trabajar con la idea de hipertexto, algo que proviene de la navegación en internet. La idea de trabajar con varias pantallas de manera simultánea se corresponde con la idea de abrir varias ventanas a la vez, es decir, podemos obtener información saltando de una a otra.

Los videoartistas han explorado con el multicanal otras formas de narración, más allá de las narraciones fílmicas. Igualmente, a la manera del retablo en pintura, el multicanal amplía la experiencia estética al permitirnos establecer correlatos, analogías o comparaciones entre lo que ocurre en las diferentes pantallas.

Cuando trabajemos en multicanal, debemos tener en cuenta la estructura temporal de nuestra pieza. Si pretendemos que lo que vemos en la pantalla esté sincronizado en el tiempo, tendremos que editarlo tal cual lo veremos. Además, para la reproducción se necesitará un sincronizador y la tecnología adecuada para sincronizar la reproducción.

Podemos trabajar con pantallas distribuidas por el espacio o situadas en un mismo plano como en el caso de los videowalls o muros de pantallas de vídeo, En este caso, una misma imagen puede estar distribuida entre todas las pantallas; podemos tener una pieza de vídeo diferente en cada pantalla, creando una composición en conjunto, o podemos tener piezas totalmente independientes en cada pantalla sin relación una con la otra y sin la intención de formar una composición visual conjunta. Los videowalls, también usados en publicidad en grandes almacenes o en los espacios públicos, nos remiten a la sociedad de la hiperpantalla. Nuestra vida cotidiana está mediada por las pantallas en una suerte de panóptico, un ojo compuesto global.

Ejemplo de videoarte aplicado al mercado del diseño: la compañía de diseño Planar ofrece videowalls como producto de decoración a sus clientes.

Vemos en este videowall un ejemplo de lo que comentábamos antes: un mismo vídeo queda fragmentado en varias pantallas. La otra opción es que en cada pantalla tuviéramos un vídeo diferente.

Videoinstalación

La instalación es un género artístico surgido en los años sesenta en el que diferentes elementos arquitectónicos, escultóricos, plásticos y visuales se unen para recrear un espacio transitable de experiencia estética total. En el caso de la videoinstalación, el vídeo será el elemento central de la instalación. En las videoinstalaciones, trabajamos con la idea de construir un espacio que puede ser recorrido por el espectador, contemplado desde distintos ángulos, creando una sensación ambiental concreta que acompaña nuestro paseo. A diferencia de la videoescultura, que es una experiencia contemplativa de la pieza desde distintos ángulos, la videoinstalación suele ser una experiencia inmersiva para el espectador en la que el vídeo dialoga con el espacio tridimensional.

Es este desplazamiento y diálogo con el espacio el que debemos considerar a la hora de realizar una videoinstalación. ¿Cuál será el concepto de nuestra pieza? ¿Qué puede ver y oír el espectador en función del lugar en que se encuentre? ¿Existe un recorrido? ¿Qué emociones queremos despertar?

En videoinstalación, trabajamos con diferentes disciplinas de las bellas artes y con múltiples medios para realizar la obra, saliéndonos de los límites constrictivos de la pantalla e introduciendo la imagen de vídeo en nuestra experiencia sensorial. Como experiencia sensorial total es como debemos plantear la pieza.

Casos de estudio

Tony Oursler, Caricature, 2002

Tony Oursler, Caricature 2002. Collection Magasin III. Foto: Jean-Baptiste Béranger. 
http://www.rtve.es/alacarta/videos/metropolis/metropolis-tony-oursler/4199586/

El artista multimedia Tony Oursler ha trabajado el vídeo proyectándolo en múltiples soportes, creando videoinstalaciones y videoesculturas que interpelan al espectador sensorial y emocionalmente. Una técnica utilizada con frecuencia por este artista es la proyección de rostros parlantes sobre esculturas con forma humana o simplemente sobre esferas blancas. El efecto inmediato es la ruptura del aspecto bidimensional de la imagen de vídeo. El rostro se adapta a la superficie donde es proyectado adquiriendo volumen y vida, estableciéndose un diálogo imposible entre un rostro vivo y móvil con estructuras inertes y estáticas. Sus trabajos atraen de forma inmediata nuestra atención. Sus personajes se presentan en distintos estados emocionales: tristeza, alegría, histeria, enfado. Las piezas videoescultóricas de Tony Oursler nos remiten a la idea de marionetas, marionetas construidas a partir de la luz del proyector de vídeo.

Isaac Julien. Ten Thousand Waves. Instalación multicanal

Esta pieza de Isaac Julien no solo es un buen ejemplo de videoarte en multicanal, sino también de instalación. La obra explora la muerte de un grupo de trabajadores de origen chino en el norte de Inglaterra. El artista buscó una aproximación al relato no desde la perspectiva colonial europea, sino desde lo que podría ser la propia mirada de la tradición cultural de la región de procedencia de los trabajadores fallecidos; en este sentido, la fragmentación de la historia gracias a la videoinstalación multicanal ofrece múltiples puntos de vista posibles de la narración, proponiendo así otras miradas.

La obra se relaciona con la arquitectura, donde es exhibida jugando con la verticalidad del atrio central del MoMA, a la vez que busca una experiencia inmersiva por parte del espectador que se relaciona con la pieza desde los múltiples ángulos en los que puede ser observada. Las imágenes flotan sobre las cabezas del espectador mientras acompañamos el vuelo de un personaje mítico de la tradición cultural china, la diosa del mar Mazu, que guiará a las almas de los migrantes en su retorno al hogar. La disposición de las pantallas por encima de las cabezas del público contribuye a la percepción de ingravidez de la diosa Mazu.

El artista expresa con maestría emociones, ideas y sensaciones de pérdida, ligereza, verticalidad, experiencia sonora, recorrido, migración y mirada global.

Joan Jonas, Reanimation, 2010-2012-2013

Joan Jonas, Reanimation 2010-2012-2013.
Fuente: https://www.moma.org/collection/works/229567

Tenemos aquí un buen ejemplo de diálogo entre distintas disciplinas para crear una videoinstalación en la que el espectador se mueve en un espacio de experiencia sensorial. Reanimation lo componen cuatro vídeos en color, con sonido y silencios, que se proyectan sobre pantallas creadas específicamente para la pieza y que simulan los muros de una casa prefabricada, transportándonos a un espacio doméstico, pero a la vez mágico, abriendo ventanas a la naturaleza, a la luz y a los elementos. La pieza se inspira en la novela de Halldór Laxness Under the Glacier (1968), en la que un obispo es enviado a investigar fenómenos paranormales que se producen en torno a un glaciar. La obra se mueve entre las reminiscencias fantasmagóricas de un paisaje helado hacia reflexiones sobre el cambio climático manifestado en el derretimiento del glacial. El mito, la magia y la ciencia operan como saberes de igual valor. La obra la completa una escultura de cristal y bolas de espejo, dibujos en papel y pinturas al óleo invitando al espectador a un recorrido al no-lugar creado por el efecto de las imágenes, el sonido y los reflejos de los cristales que nos rodean. Todos estos elementos contribuyen al significado de la pieza. Podemos atravesar la pieza, rodearla o vernos rodeada por ella, abriendo en cada punto y desde cada perspectiva nuevas sensaciones.

Joan Jonas, Reanimation, 2010-2012-2013.

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